Ailuropoda melanoleuca es la denominación científica que se le concede al oso panda, un ejemplar que si bien es considerado como un miembro más de la familia de los Ursidae, aun genera controversias en este sentido.
El panda gigante, como se le conoce, es autóctono de de China central y se ha identificado como un mamífero en peligro de extinción. Las poblaciones de esta animal son constantemente chequeadas en un intento de garantizar su seguridad y aumentar el número de ejemplares.
Actualmente, se identifican alrededor de 188 osos pandas viviendo en cautiverio y más de mil 600 es su hábitat natural. De tal forma, las montañas de Sichuan y el Tíbet son las regiones con mayores localizaciones.
Origen y evolución del oso panda
La procedencia del oso panda, desde el punto de vista genético, aun no resulta muy clara. Y es que hasta hace unos años el panda gigante era clasificado como miembro de la subfamilia de los ailurinos debido a determinados rasgos morfológicos desarrollados a partir de sus hábitos alimenticios.
No obstante, estudios recientes han demostrado que el oso panda es precisamente un oso y que las similitudes que presenta con el panda rojo (subfamilia ailúridos) son consecuencia de compartir un entorno, para el cual debieron buscar mecanismos que los llevaron a compartir rasgos similares.
De igual forma, resulta oportuno aclarar que el oso panda y el rojo posee un ancestro común, que permitió la evolución de los úrsidos y los prociónidos a partir de evoluciones condicionadas por distintas latitudes.
Los pandas no dejan de sorprender a los científicos; uno porque a pesar de ser vulnerables se han adaptado para sobrevivir hasta nuestros días y dos porque nuevos ejemplares rompen con el esquema de pelaje blanco y negro para ostentar la combinación de blanco, rojizo y marrón.
Según se ha explicado, esto deviene un retorno a los rasgo del panda del período Pleistoceno, el cual, tiempo después debió adaptar sus colores a blanco y negro como forma de camuflarse en los glaciares.